"El paso de la tecnología de silicio a la molecular va a ser devastador"

Estudió Ingeniería (especialidad en Electricidad) en la Universidad Federal de Goias, y ha completado su formación con un doctorado en Ingeniería Informática y un MBA. Leandro Nunes de Castro trabaja como docente en la Universidad de Mackenzie, donde dirige el Laboratorio de Computación Natural, en el que desarrolla herramientas informáticas a partir de patrones naturales para resolver problemas artificiales. Desde enero realiza una estancia en Salamanca para colaborar con el grupo BISITE.

Usted es especialista en Computación Natural ¿Puede explicar qué hay detrás de este concepto?
Aunque resulte chocante la mezcla, hay tres formas de relacionar computación y naturaleza. La primera de ellas, a la que yo me dedico, trata de usar la naturaleza como inspiración para el desarrollo de algoritmos computacionales, por ejemplo para la creación de redes neuronales artificiales. Las otras dos son los sistemas inmunológicos artificiales, que estudian cómo se defienden los invertebrados para extraer algoritmos que permitan, por ejemplo, crear antivirus para los ordenadores; y en tercer lugar contribuye a la búsqueda de nuevos materiales para la creación de ordenadores.

¿Es posible extraer patrones naturales para aplicarlos a sistemas artificiales?
Así es. Utilizamos la computación para modelar o simular algún fenómeno natural. A través de los algoritmos bioinspirados podemos utilizar modelos naturales que den solución a problemas artificiales, y por otro lado podemos utilizar la computación para investigar fenómenos naturales, como por ejemplo el movimiento de los pájaros o la forma de los árboles, para crear modelos que pueden simularos. Este tipo de investigaciones se utilizan, por ejemplo, por la industria cinematográfica en el desarrollo de animaciones digitales.

¿Cómo podemos beneficiarnos de modelos naturales en la investigación de las neurociencias?
La Computación Natural puede ser utilizada para analizar datos que manejan los investigadores sobre comportamiento neuronal, por ejemplo estudiando las señales eléctricas que permiten predecir si una persona va a sufrir un ataque epiléptico. En mi laboratorio de Brasil estamos trabajando ahora en un proyecto para la identificación del cáncer de mama a través de estas técnicas. También se pueden generar modelos computacionales que recrean el funcionamiento del cerebro, pero este tipo de trabajos suelen abordarse más desde las Matemáticas y la Biología Teórica.

¿Las empresas se interesan por la Computación natural o queda restringida al ámbito de la investigación pública?
Lo cierto es que hay mucho interés de las empresas por lo que hacemos. Mi laboratorio trabaja en Brasil con compañías del sector de la banca, aplicando la Computación Natural en el análisis y compilación de los cheques, y otra aplicación que interesa a las empresas es la gestión electrónica de documentos. Las empresas están dispuestas a invertir dinero en este tipo de investigaciones porque les aportan soluciones.

La Computación Natural también está relacionada con la Computación Cuántica ¿cómo?
En la actualidad el hardware de los ordenadores que utilizamos se basa en el silicio. Pero gracias a la Ley de Moore sabemos que en ocho o diez años alcanzaremos el límite en las posibilidades de reducción de este material. La cuestión es ¿qué viene después? Ahí entra el juego el ordenador cuántico, que puede resolver problemas no computables y trabaja en niveles atómicos para las que no rigen las leyes físicas que conocemos ahora. La Física Cuántica propone un comportamiento de los sistemas naturales distinta, donde la lógica binaria se ve sobrepasada, y para conseguirlo hacen falta nuevo hardware que debe ser creado con nuevos materiales distintos al silicio. Y ahí la Computación Natural es clave, porque trabaja en la búsqueda de esos materiales.

Hay una gran expectación respecto a las posibilidades de los ordenadores cuánticos ¿En qué mejorarán las prestaciones de los actuales?
Cuando los ordenadores cuánticos estén en el mercado muchas cosas tendrán que cambiar. Al trabajar en el nivel molecular se obtiene una enorme capacidad de procesamiento paralelo, y además se puede incorporar gran cantidad de información en muy poco espacio. Esto hace posible, por ejemplo, encriptar un código a una velocidad muy alta, pero de la misma forma permite quebrarlo. La cuestión es que el efecto en la sociedad va a ser enorme, porque obligará a replantear muchos sistemas que están estandarizados y muy extendidos. El impacto del paso de la tecnología de silicio a la molecular va a ser devastador, por lo que la transición no va a ser fácil. Hay muchas cosas en juego.

Entonces el reto no es tanto una cuestión científica o tecnológica, sino de intereses empresariales…
Así es. Por ejemplo, si analizas los bancos te das cuenta de que, en muchos casos, utilizan lenguajes desarrollo que son muy antiguos. Lo hacen porque funcionan y porque son fiables, pero también porque el cambio les supondría una inversión. Si las grandes compañías de hardware y software no se involucran en el tránsito a la Computación Cuántica, su desarrollo será muy complicado.

¿Cuál es el motivo de que haya venido a Salamanca?
He venido como parte de un programa de movilidad del Gobierno de Brasil que se llama Ciencia sin Fronteras, cuyo objetivo es que más de 100.000 brasileños viajen a otros países para disfrutar de estancias de este tipo. Elegí Salamanca porque conozco al profesor Corchado desde hace 15 años. El grupo BISITE es muy activo, tiene mucha colaboración con empresas y sus proyectos complementan algunas de las cosas que yo hago.

¿En qué proyectos concretos cree que podrían colaborar?
BISITE está implicado en un proyecto de Creatividad Computacional que se basa en el uso de algoritmos para crear música y que me interesa. Y también están trabajando un proyecto que analiza las informaciones que se mueven en las redes sociales para temas de seguridad. En ambos casos podemos colaborar.

Ha trabajado como investigador en Brasil, Gran Bretaña, Malasia y ahora España ¿Recomienda a los jóvenes investigadores que completen su formación en el extranjero?
Sin duda. Y no solo a los investigadores, sino al resto de profesionales. Viajar te permite aprender otras lenguas y otras formas de trabajar.

¿Y qué puede hacerse para que los mejores regresen tras completar su estancia en otros países y evitar así la fuga de cerebros?
Hay muchos factores que influyen en esta posibilidad de retorno, algunos de tipo personal. Por otra parte, es muy distinto salir al extranjero con un contrato que con una beca. Por ejemplo, el programa Ciencia sin fronteras con el que yo he venido te obliga a regresar a Brasil y permanecer al menos por el mismo tiempo del que he disfrutado a beca. Pero también contamos con recursos para que investigadores de otros países vengan a nuestro país a hacer una estancia.

Profesionalmente empezó en la Ingeniería Eléctrica y ha recalado en la Informática ¿cómo de importante es la multidisciplinariedad para el avance de la ciencia y la tecnología?
Mucho. La multidisciplinariedad es un área por sí misma. Es preciso que haya más profesionales con este perfil con distintas capacidades, y no solo en la ciencia. Y también es muy importante tener habilidades en gestión. Yo he puesto en marcha un start up que hace posible aplicar los resultados científicos de mi trabajo, por eso me interesa conocer el ambiente emprendedor de España y saber cómo se organiza la transferencia de conocimiento y la creación de spin offs aquí.

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