El proyecto Aescolapius permite que las sillas de ruedas se puedan controlar por voz, dispositivos móviles o con un dispositivo de captación de impulsos eléctricos que interpreta los estímulos cerebrales para aumentar la autonomía de personas con distintas discapacidades.
El sistema desarrollado se puede adaptar con gran facilidad a todas las sillas de ruedas motorizadas del mercado y permite que personas con discapacidades muy diferentes puedan controlar por sí mismas movimientos que no serían capaces de realizar en sillas convencionales. De esta forma, ganan independencia y permiten que cuidadores o familiares tengan una importante descarga de trabajo y la posibilidad de monitorizar a distancia sus desplazamientos.
Las sillas convencionales con motor tienen un mando que requiere un esfuerzo físico que no todos los usuarios pueden realizar, por ejemplo, los que no pueden mover las extremidades superiores o lo hacen con dificultad. Sin embargo, con los dispositivos que se han diseñado y que se pueden acoplar a cualquier modelo de silla, las formas de controlar los movimientos se multiplican. La persona que va en la silla puede dirigirla con la voz o poniéndose un casco que interpreta sus gestos y pensamientos, mientras que un familiar o cuidador también puede manejar la silla desde interfaces externas, como un móvil, una tableta o un ordenador.
El control de voz está pensado para quienes no pueden realizar movimientos físicos. Tiene comandos para los desplazamientos, como avanzar, retroceder o girar, pero además permite tener conversaciones con la silla, de manera que se pueden consultar las noticias o la meteorología, ordenar que se iluminen las luces que hemos incorporado al sistema o mandar una señal de emergencia a la policía.
La silla también se puede manejar a través de un móvil no sólo por parte de la persona que la ocupa sino también por un acompañante. Basta con inclinar el teléfono hacia un lado o hacia otro para indicar el desplazamiento que se desea realizar. Además existe otra opción de control mediante el teléfono móvil, con la que solo sería necesario deslizar la mano por la pantalla en el sentido del movimiento. Además, todas estas posibilidades son personalizables, es decir, el tipo de movimientos o la velocidad se pueden adaptar a las necesidades de cada persona.
No obstante, el tipo de control más innovador es el que ofrece el dispositivo de captación de impulsos eléctricos, que permite detectar estímulos cerebrales, como desplazar la lengua hacia un lado, apretar los dientes, pestañear, abrir la boca o realizar una mueca. De esta manera, se podrá dar una interpretación concreta a cada uno de estos movimientos para que la silla se desplace o active alguna de sus funciones. Como el resto de los componentes del sistema, también funciona por bluetooth.